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No recibimos invitados todas las semanas… Pero todas las semanas cocinamos para la familia, a menudo dos veces al día (especialmente en tiempos de distanciamiento social, ¡suspiro!). Y cada día nos torturamos pensando en qué comer, sobre todo si somos madres y tenemos que contentar a todo el mundo, si nos gusta variar un poco la dieta de vez en cuando sin preparar los mismos platos de siempre.
Aunque tengamos mil recetas guardadas, si no aprendemos a planificar, vuelta y vuelta acabamos poniendo las mismas cosas en la mesa una y otra vez. Planificar las comidas significa decidir de antemano qué se va a comer y, en consecuencia, qué se va a comprar para probar tal o cual receta.
Para eso está el plan de comidas: parar una vez a la semana para pensar en lo que te gustaría cocinar (en lugar de estresarnos con esta pregunta todos los días, ¡dos veces al día!) y decidir una vez, ¡para toda la semana! También ayuda saber lo que hay que comprar para poder cocinar lo que se tiene en mente, o planificar las comidas en función de los alimentos que caducan, en la nevera o en el congelador que hay que eliminar.
Una vez establecida la importancia de la planificación. Ni que decir tiene que para que un menú semanal sea equilibrado, debe seguir ciertas reglas de oro que respondan a una pregunta fundamental: qué comer para una dieta saludable.
Las recetas que se incluyen en un menú semanal equilibrado tienen ciertas características en común: son abundantes pero ligeras, favorecen la cocina sencilla y el uso de aceite de oliva virgen extra crudo, tienen listas de ingredientes cortas y no llevan demasiado tiempo de elaboración. Son prácticamente las recetas que cada uno de nosotros querría transmitir a sus hijos y nietos el día de mañana. ¿Y por qué no? He aquí algunas ideas.
Entre los platos de pasta integral, los fusilli con crema de pimientos son candidatos a convertirse en el plato favorito del menú semanal de toda la familia. Los pimientos, las almendras, la albahaca, la sal, la pimienta y el aceite crean una salsa súper sabrosa y cremosa.
Si no quieres abusar de la carne, aquí tienes un plato principal vegetariano ligero, rico en proteínas y muy digerible: albóndigas de mijo con salsa de tofu. Gracias a la calabaza y el calabacín, los niños también los adorarán.
Una vez establecida la importancia de la planificación. Ni que decir tiene que para que un menú semanal sea equilibrado, debe seguir ciertas reglas de oro que respondan a una pregunta fundamental: qué comer para una dieta saludable.
Las recetas que se incluyen en un menú semanal equilibrado tienen ciertas características en común: son contundentes pero ligeras, favorecen la cocina sencilla y el uso de aceite de oliva virgen extra crudo, tienen listas de ingredientes cortas y no llevan demasiado tiempo de elaboración. Son prácticamente las recetas que cada uno de nosotros querría transmitir a sus hijos y nietos el día de mañana. ¿Y por qué no? He aquí algunas ideas.
Entre los platos de pasta integral, los fusilli con crema de pimientos son candidatos a convertirse en el plato favorito del menú semanal de toda la familia. Los pimientos, las almendras, la albahaca, la sal, la pimienta y el aceite crean una salsa súper sabrosa y cremosa.
Si no quieres abusar de la carne, aquí tienes un plato principal vegetariano ligero, rico en proteínas y muy digerible: albóndigas de mijo con salsa de tofu. Gracias a la calabaza y el calabacín, los niños también los adorarán.
En la escuela se realiza un primer acercamiento a la educación nutricional, pero gran parte del trabajo recae en las familias, que deben acostumbrar a sus hijos a comer de forma correcta y saludable, experimentando con nuevos ingredientes y favoreciendo los platos sencillos y no procesados.
Vitaminas, proteínas, hidratos de carbono, azúcares, minerales y nutrientes son sustancias presentes en los alimentos que normalmente encontramos en nuestra mesa, pero que debemos aprender a conocer y dosificar de forma adecuada para proponer una dieta correcta y equilibrada, no sólo para nuestros hijos, sino para nuestra familia en general.
A menudo, con los compromisos diarios, el tiempo parece pasar demasiado deprisa por las mañanas: entre levantarse, levantar a los niños y ayudarles a prepararse para ir corriendo al colegio y luego al trabajo, parece que no hay tiempo para desayunar, y muchos padres acaban dando a sus hijos bocadillos envasados para que se los coman en el viaje en coche al colegio.