Enfermedades por carencia de vitaminas wikipedia
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Las vitaminas liposolubles, en cambio, son sustancias similares a la grasa y, como tales, no se disuelven en el agua, sino que se acumulan en el tejido adiposo (tejido graso) y, por tanto, pueden causar problemas si se toman en dosis excesivas.
Estas deficiencias pueden deberse a la cocción prolongada de los alimentos a altas temperaturas, que provoca la pérdida de la mayoría de las vitaminas (especialmente las hidrosolubles) que contienen los alimentos frescos. O a su prolongada exposición a la luz y al aire, que reduce su contenido en vitamina A.
Luego están los hábitos alimentarios poco saludables que son la norma para muchos hoy en día, como el consumo inmoderado de cereales refinados y productos precocinados. Y el consumo excesivo de alcohol disminuye la absorción de todas las vitaminas B.
Un poco de ejercicio diario al aire libre nos proporciona vitamina D para los huesos, además de mejorar las funciones intestinales (y por tanto la producción de vitaminas B, K y biotina).
Falta de minerales en el cuerpo
Los signos no específicos de una posible carencia de nutrientes son el cansancio, las uñas quebradizas y los dolores de cabeza. Otros síntomas como la palidez, los mareos o la caída del cabello también pueden indicar una carencia de nutrientes. Además, los labios quebradizos y las comisuras de los labios agrietadas pueden indicar a menudo una falta de nutrientes esenciales. Puede averiguar qué nutrientes son importantes para su piel en nuestro artículo sobre las vitaminas para la piel.
La deficiencia de vitamina B12 sólo se produce en personas sanas si toman muy poca vitamina B12 durante un periodo de tiempo muy largo. La carencia de vitamina B12 afecta especialmente a los veganos, ya que no consumen alimentos de origen animal. Además, ciertas enfermedades del tracto gastrointestinal también pueden dificultar la absorción de la vitamina B12.
El bacalao y el eglefino son pescados ricos en yodo. Se aconseja a los vegetarianos y a los veganos que garanticen una ingesta adecuada de yodo utilizando sal de mesa yodada y algas con un contenido moderado de yodo (como el alga Nori). También se encuentran niveles bajos de yodo en las setas, el brócoli, las espinacas y las semillas de calabaza.
Síntomas de carencia de minerales
Los estados de malnutrición, caracterizados por un aporte insuficiente de vitaminas, pueden producirse en caso de trastornos y enfermedades como el alcoholismo, las enfermedades del sistema gastrointestinal, las enfermedades en las que intervienen fármacos que provocan una carencia de vitaminas y minerales (diuréticos, estatinas, antibióticos, aspirina, laxantes, etc.) o los trastornos alimentarios.
Todas las vitaminas (a excepción de la vitamina D, que es producida por el organismo en respuesta a la exposición a la luz solar, y de las vitaminas B2, B6, B12, PP, K y H, que son sintetizadas en parte por la flora bacteriana intestinal) deben tomarse a través de la alimentación o, en determinadas etapas de la vida, como el embarazo, en el primer año de vida o en caso de estrés o de dieta, a través de suplementos.
Síntomas de carencia de vitaminas en la boca
Cuando se trata de deficiencias vitamínicas en el organismo, y de suplementos vitamínicos en particular, el mundo se divide en dos macrocategorías: los escépticos y los que no pueden prescindir de ellos.
Aunque hace tiempo que se sabe que las vitaminas y los minerales son absolutamente esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo, persiste cierta desconfianza respecto a los suplementos vitamínicos, vistos como caramelos para niños o, en el otro extremo, como la panacea de todos los males.
En el siglo XVI, los marineros que se embarcaban en las grandes naves que surcaban los océanos hacia los territorios de ultramar debían afrontar una dura vida de férrea disciplina, privaciones y tribulaciones varias.
La consecuencia, parece trivial decirlo con nuestros conocimientos actuales, fue una carencia muy severa de ácido ascórbico o vitamina C, que dio lugar a una terrible y letal enfermedad conocida como escorbuto.
Fue a partir de la observación de los síntomas en los marineros que sufrían escorbuto que, en 1747, James Lind, un médico escocés de la marina británica, realizó el primer “estudio clínico” preciso del que se tiene noticia hasta la fecha.